seguimiento y configuración con Cristo
Fr. Carlos Gines, TOR
(KOINONIA Nº 121 – 2024)
«Llevaba arraigada en el corazón la cruz de Cristo.
Y por eso le brillaban las llagas al exterior, en la carne,
porque la cruz había echado muy hondas raíces dentro, en el alma» (2 Cel
211)
Introducción
Los estigmas[1] (del latín stigma, y este a su vez del griego στίγμα), ante todo, son
señales o marcas que aparecen de forma espontánea en el cuerpo de algunas
personas, casi siempre místicas extáticas. Estas heridas son similares a las
infligidas sobre Jesús de Nazaret durante su crucifixión según la iconografía
cristiana tradicional, y van precedidas y acompañadas de tormentos físicos y
morales. Suelen aparecer en las manos, pies y costado derecho, y a veces
también en la cabeza y en las espaldas, lo que recuerda la coronación de
espinas y la flagelación de Jesús de Nazaret.[2]