Fr. Carlos Gines, TOR
(KOINONIA Nº 121 – 2024)
Introducción
Fr. Carlos Gines, TOR
(KOINONIA Nº 121 – 2024)
Introducción
Dentro del marco de la celebración del Octavo Centenario de la Navidad de Greccio, tenemos un espacio muy especial en nuestro Blog, donde os compartimos la devoción y el arte por los Belenes, en nuestros monasterios, donde en cada rinconcito recordamos el AMOR la TERNURA, la POBREZA de todo un Dios que se hace carne de nuestra carne.
Esta publicación queda abierta, iremos colocando las fotos según nos vayan llegando... ¡Que lo disfruten!
1. El hermoso signo del pesebre, tan estimado por el pueblo cristiano, causa siempre asombro y admiración. La representación del acontecimiento del nacimiento de Jesús equivale a anunciar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios con sencillez y alegría. El belén, en efecto, es como un Evangelio vivo, que surge de las páginas de la Sagrada Escritura. La contemplación de la escena de la Navidad, nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada hombre. Y descubrimos que Él nos ama hasta el punto de unirse a nosotros, para que también nosotros podamos unirnos a Él.
Benedicto XVI
Audiencia General del Miércoles 23 de diciembre de 2009
Hace 800 años, en la Navidad de 1223, san Francisco creó el belén viviente en Greccio. Ahora que el belén se prepara o se completa en las casas y en muchos otros lugares, es bueno que redescubramos sus orígenes.
La Familia Franciscana conmemora el 800 aniversario de la muerte de San Francisco con una celebración que abarca cuatro años. Este año conmemoramos la aprobación definitiva de la Regla por Honorio III en 1223, y la Navidad en Greccio.
Nos gustaría recordar aquí el origen del pesebre de Greccio. Aunque no sea – como muchos pretenden – el primero de los belenes, tiene sin embargo una gran importancia en la historia de la piedad popular.
(Cfr. DIRECTORIO FRANCISCANO - ENCICLOPEDIA FRANCISCANA)
Relato de Tomás de Celano (1 Cel 84-87)
Digno de recuerdo y de celebrarlo con piadosa memoria es lo que hizo Francisco tres años antes de su gloriosa muerte, cerca de Greccio, el día de la natividad de nuestro Señor Jesucristo. Vivía en aquella comarca un hombre, de nombre Juan, de buena fama y de mejor tenor de vida, a quien el bienaventurado Francisco amaba con amor singular, pues, siendo de noble familia y muy honorable, despreciaba la nobleza de la sangre y aspiraba a la nobleza del espíritu. Unos quince días antes de la navidad del Señor, el bienaventurado Francisco le llamó, como solía hacerlo con frecuencia, y le dijo:
La difusión del culto a San Francisco de Asís fue tan generalizada que hay gran cantidad de tallas, relieves y lienzos repartidos por todo el mundo.
Aquí ofrecemos la iconografía de san Francisco de los diferentes monasterios que componen la Federación Bética Nuestra Señora de Loreto de hermanas clarisas: